Es Domingo por la noche, y estoy en casa preparando la cena. Saco la perra, tiendo la ropa. Mi hijo pequeño viendo la tele y ha convertido el salón en un gran “zafarrancho” lleno de piezas de puzzles, unas encima de la otra formando un tetris alfombra que no se ve el hueco del suelo. ¿Para qué me compraré una alfombra si ya tengo uno que me la pone solo? El salón es un gran ecosistema del juego en libertad.
El vecino pone la tele con los niños de San Ildefonso en pleno mes de Octubre y el sonido de ellos se convierte en fuertes graznidos que se introducen en lo más profundo de mi ser. Pido a Hare Hare Krishna, a Gurú Ram Das, a la Virgen del Rocío y a la de los Remedios un momento de paz y calma. Me propongo preguntarme qué es la armonía ?.
Llaman por teléfono y me llama mi madre para decirme que no se puede quedar con el pequeño el día siguiente, siendo ella la única persona que cuida de él.
De manera natural suspendo en Antara Kumbhaka y aplico las 3 bandhas… a la vez. Siento la energía elevarse hacia la coronilla.
Desesperada miro a mi alrededor en busca de alguna referencia de lo que puede ser armonía, y en medio del pasmo veo el zafu de meditación que aparece mordido por mi perra y reconvertido en una escultura abstracta. Abro el portátil y veo que el pequeño sin querer me hace una “ola “ en la pantalla ( y no una ola maravillosa), la pantalla rota en dos.
Mi cara parece un poema, mi pelo largo se encrespa y un grito infame sale por mi boca. El pequeño me mira y se acerca en silencio con su marcha habitual encarnada en un ser divino. Me mira y ya con la mirada sabe que debe escuchar. En ese momento, me quedo falta por la reacción que no debería haber tenido, porque “soy profesora de yoga”.
A los pocos minutos me sorprendo saboreando unos minutos de paz. El pequeño sale de la habitación, me abraza y cenamos.
Me pregunto qué es la armonía: Busco en Wikipedia: «ciencia que enseña a constituir los acordes y que sugiere la manera de combinarlos en la manera más equilibrada, consiguiendo así sensaciones de relajación, sosiego y sensaciones de tensión hiriente (armonía disonante o dispuesta)».
Me quedo dormida. Lunes por la mañana, suena el despertador a las seis y media, me da pereza levantarme para mi encuentro con mi ser romántico. Tengo 1 hora. Sonrío en la cama. Hago mi sadhanita y medito. Despierto al enano a las 7.30. Le repito 200 veces que se levante (un gran misterio: se levanta los sábados a las 7,30 por “arte de magia” y entre semana, tengo que levantarlo con una excavadora), se levanta y le triplico qué quieres desayunar, no se lava los dientes y le repito 50 veces lávate los dientes.
Me preocupa el efecto que puedan ocasionar estas palabras en mi organismo. ¿Cual será mi vibración después de 5 años repitiendo este mantra? Qué hábito crearé en mí y en la sociedad?. ¿Terminaré mis días como representante de “Furbys” en Alhaurín de la Torre? ¡Céntrate! Preparo la mochila del cole, recojo la ropa, repaso la clase de yoga de hoy y dejo la cena hecha. Busco el coche y no me acuerdo donde lo puse. Pienso que me lo han robado. Tengo ganas de llorar y el pequeño me dice “Mami, no pasa nada, párate y piensa..” Uno de los jubilados del pueblo que se suele sentar todos los días en el banco que está en el Hogar del Jubilado me dice, tu coche está allí. En ese momento, me siento observada por un Gran Dios y por supuesto … por todo el pueblo. Dios, esto es un “Gran Hermano”.
Despacio, respiro, aplico los bandhas y vuelvo a estar conectada y medito que “ todo es parte de nuestra aventura” desde el Amor y la comprensión.
Y bueno me doy cuenta que la armonía es reconocer que somos parte de un gran escenario donde la vida es la orquesta y la música nuestra respiración. Sí, hay armonía con mi ser en los momentos alegres , momentos tristes, momentos de caos y cada suceso en la vida son oportunidades luminosas en nuestra gran gama de emociones donde nos muestra la Belleza que somos.
Cualquier cosa que hagas, hazlo lo mejor que puedas en sintonía con tu corazón y con tu mente. Y si lo haces de esta manera, el Universo te ayudará.
Armonía en estado puro es la relación con tu responsabilidad de ser UNO con la progresión de la naturaleza y si colaboras en mantener el equilibrio recogerás los frutos de tu Dharma personal.
¿Qué es para ti armonía?
Pienso que nuestra esencia verdadera se desvela a través de LA CALMA.
La calma y la quietud nos permiten tener una visión más clara de las cosas. No nos la permitimos. Si frente a una experiencia caótica que necesitamos tomar una decisión importante nos tomamos el tiempo, respiramos profundamente y dejamos de hacer por un momento, tendremos una idea más clara y auténtica de lo que queremos.
El estrés y la prisa hacen que invirtamos nuestra energía en acelerar los latidos del corazón, y hacer las cosas de una manera automática sin conectarnos realmente con lo que somos o queremos ser. Es difícil tomar las decisiones correctas en un estado fisiológico como éste. Calmarnos es un acto de confianza. Elegimos dejar de hacer algo que nos parece muy importante para no hacer nada. Elegimos dejar que las cosas se arreglen por su cuenta en lugar de intentar cambiarlas y luchar por nuestro objetivo.
La calma es el reconocimiento de que existe una fuerza más grande que todos los problemas que podamos tener. Es la decisión de tener fe en lo que aún no se ve. El instante en el que la mente humana entra en un proceso de relajación psico-fisiológica, adquiere la información de manera directa y potente y saca a la luz nuestras respuestas y encuentra las mejores soluciones. En principio, todo lo que podamos necesitar se encuentra dentro de nosotros. No hay nada afuera.
Para tomar contacto con nuestra capacidad ilimitada de resolver y lograr cualquier objetivo, sólo necesitamos relajarnos y hacer silencio. La meditación y el silencio nos proporcionan un estado de ánimo más tranquilo y más productivo.
Nos ayudan a afrontar hasta la crisis más grande con una perspectiva totalmente nueva y emocionante. La calma es muy sencilla. No requiere mucho. Según la ‘ley del menor esfuerzo’ la inteligencia de la naturaleza funciona sin esfuerzo, con total entrega y despreocupación. Es el principio de la no resistencia. Necesitamos valentía, dejar que todo lo aprendido, los juicios y suposiciones hagan espacio a lo desconocido. Una vez nos atrevemos a no hacer absolutamente nada, podemos disfrutar de la fuerza impresionante que esta decisión lleva consigo. A través de la quietud, del no hacer nada, dejamos de poner energía en lo que no deseamos, de juzgar.
“Un águila no piensa en lo que debe hacer para volar. Simplemente siente el viento dentro de sí mismo y se deja llevar hasta convertirse en una sola cosa con el aire que atraviesa, acomodándose en el flujo. De la misma manera el hombre puede seguir su alma para pasar a través de la vida, como su intuición y naturaleza le aconsejan hacer en todo momento. Él sólo tiene que acomodarse.”
Hay algo en la calma que nos conduce más allá de todo frenesí y toda apariencia; algo que si tratamos escucharlo, nos dice exactamente como están las cosas realmente y qué hay que hacer en cada circunstancia.
¿Cómo sería la vida si supiéramos que aunque paremos en nuestro “corre, corre” y sintamos el silencio sí o sí somos ganadores?
¿Cómo sería la vida si supiéramos que siempre hay una fuerza, como la de nuestra madre que está siempre a nuestro lado ,que cuida de nosotros y nos ama, hagamos lo que hagamos, en la cual siempre podemos confiar para cualquier cosa que necesitemos?
¿Cómo sería la vida si vemos que siempre tenemos dentro de nosotros lo que necesitamos y que somos ricos en todos los aspectos?
¿Cómo sería la vida si vemos que siempre estamos acompañados y que no existe preocupación?
Yogi Bhajan prometió que todo ser humano nace con una vida plena, que eres y serás tocado por la Gracia, y así es.
Nirvair Kaur